PARROQUIA DE SAN GINÉS ORATORIO DEL SANTO NIÑO DEL REMEDIO

Para que tu vida cristiana no sea estéril…

IGLESIA

La Iglesia es un signo visible de la acción del Espíritu de Dios en el mundo. Ella tiene una antigüedad de dos mil años. Frente a ella, todas las instituciones sociales del Occidente, sus estados y confederaciones de pueblos, son de ayer.

Los estados, en los que se estableció la Iglesia y por los que aparentemente estaba sostenida, han caído; las culturas, con las que parecía fusionada, se han deshecho; sobrevinieron extraordinarias tempestades y conmociones en las naciones en que la Iglesia estaba implantada, y sólo ella permaneció inmutable en el cambio de los tiempos.

Sobrevivió a la ruina del Imperio romano con todas sus crisis; no fue barrida por las invasiones de los pueblos bárbaros; no pudo ser vencida por la debilidad interna del papado, ni por la fuerza externa del emperador y el nacionalismo francés, ni por los pecados y deficiencias humanas del Humanismo y la Reforma, ni por las extraordinarias revoluciones de la Ilustración, la Revolución francesa, el capitalismo, el socialismo y la técnica moderna.

En todas las crisis y tempestades se ha afirmado victoriosa y, en tal grado, que su esencia íntima, sus dogmas, su culto y su derecho permanecieron inmutables (Albert Lang).

AMOR CONYUGAL

El matrimonio no sólo es convivir sino, fundamentalmente, vivir para el otro (Juan Pérez-Soba).

CONTRICIÓN

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Este es el sacrificio que has de ofrecer. No busques en el rebaño, no prepares navíos para navegar hasta las más lejanas tierras a buscar perfumes. Busca en tu corazón la ofrenda grata a Dios. El corazón es lo que hay que quebrantar (San Agustín).

PAZ

Puede haber entendimiento entre personas que tienen distinto criterio sobre algo, pero jamás podrá existir verdadera armonía donde impera la discrepancia de voluntades (Casiano).

VIDA NUEVA

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén.

¡RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA!

Noche en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino (Pregón pascual).

No es grande cosa creer que Cristo muriese; porque esto también lo creen los paganos y judíos y todos los inicuos: todos creen que murió. La fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es lo que tenemos por cosa grande: el creer que resucitó (San Agustín).

POR LA CRUZ A LA LUZ

Se apoderaron de Jesús, y, llevando a cuestas su cruz, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota; en donde lo crucificaron (Jn 19,16b-18a).

El Señor fue flagelado y nadie le ayudó; fue afeado con salivas, y nadie le amparó; fue coronado de espinas, y nadie le protegió; fue crucificado, y nadie le desclavó; clama diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, y nadie le socorre (San Agustín).

ÉL SE HA QUEDADO CON NOSOTROS

Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica (Prefacio I de la Eucaristía).

No existe verdaderamente nada más útil para nuestra salvación que este sacramento en que se purifican los pecados, aumentan las virtudes y se encuentra la abundancia de todos los carismas espirituales. Se ofrece en la Iglesia en provecho de todos, vivos y muertos, porque fue instituido para la salvación de todos los hombres (Santo Tomás).

¡EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!

Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido (Js 50,7).

Las hojas de palma son símbolo de homenaje, porque significan victoria. El Señor estaba a punto de vencer, muriendo en la Cruz. Cristo es nuestra paz porque ha vencido; y ha vencido porque ha luchado, en el duro combate contra la acumulada maldad de los corazones humanos. Si queremos la paz, hemos de seguir sus pasos (San Agustín).

AMISTAD

Esta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible (Beato Elredo).

EPIFANÍA: JESUCRISTO, REVELACIÓN DEL PADRE

Los Magos no lo tuvieron fácil. Les había sido revelado el qué, pero ignoraban el cómo: el lugar, las condiciones, el tiempo. En un momento dado, hasta desaparece de su visión la estrella que había sido el incentivo y la guía de su peregrinación. Y algo aún más desalentador: los que por razón de su proximidad con el Niño que buscaban eran los más indicados para informarles, no sabían nada. Y todo esto nos resulta muy sugerente en orden a la historia de la fe de cada uno de nosotros, sean cuales sean nuestras circunstancias personales.

¿No es verdad que, en algún momento, a todos, poco o mucho, se nos ha desvanecido la estrella? ¿No es verdad que, en algún momento, hemos tenido la impresión de que nos quedábamos sin estrella en el cielo y sin compañía en la tierra? Pues los Magos lo resisten todo, los santos lo resisten todo. Perseveran entre los contratiempos «sin otra luz ni guía que la que en el corazón ardía” por decirlo con palabras de San Juan de la Cruz.

NAVIDAD: UN DIOS HECHO HOMBRE

Es el anuncio que queremos que resuene para todos los hombres y mujeres de nuestro mundo, porque Jesucristo, nacido en Belén de la Virgen María, es el mismo ayer, hoy y siempre.

Toda la verdad de la religión cristiana se juega en la aceptación y la maravilla de aceptar la debilidad y la condescendencia de ese Dios hecho hombre, uno de nosotros, pero desde el mismo límite de nuestra humanidad que es precisamente ese nacimiento terreno. Aquí radica la belleza del intercambio de dones que el misterio del nacimiento de Jesús realiza: Dios se hace hombre para que el hombre sea Dios.

Ya no hay oposición entre Dios y el hombre, si en Jesús, Dios es hombre y el hombre es Dios. Es el misterio de la condescendencia divina que San Pablo describe como la manifestación de la gracia de Dios que trae la salvación para la humanidad entera.

IV DOMINGO DE ADVIENTO 

Terminamos el Adviento. Debemos abrir el corazón a la presencia de Dios que nos lleva de nuevo a la vida. Y esto tiene una consecuencia entrañablemente cristiana en nuestras vidas: el-servicio-a-los-demás.

Amar a los demás, saber perdonar, saber dialogar, saber ser magnánimo, recomenzar una relación deteriorada, ser generoso, saber comprender, no criticar y mucho menos injuriar o difamar, hacer la vida agradable a los demás, y, pasando a otro estadio: luchar por la justicia, trabajar por la paz, movilizarse por los necesitados.

Como Parroquia de San Ginés, aquí, en pleno centro de este Madrid tan bullicioso, acogemos esta invitación de la Palabra de Dios: ¡alegraos, creyentes de Madrid y todos los que visitáis nuestra ciudad, el Señor viene a vosotros!

Muchos, alrededor nuestro, no saben exactamente qué celebran en la Navidad. Harán fiesta, sí, y se regalarán cosas, y serán «oficialmente» felices. Pero los cristianos, los católicos, nos disponemos a celebrar una Navidad más profunda, a un nivel de fe. No la desaprovechemos.

III DOMINGO DE ADVIENTO

Fray Luís de León, dejó escritos en la pared de la cárcel, unos versos, universalmente conocidos: Aquí la envidia y la mentira / me tuvieron encerrado; / dichoso el humilde estado / del sabio que se retira / de aqueste mundo malvado, / y con pobre mesa y casa / en el campo deleitoso, / con solo Dios se compasa / y a solas su vida pasa, / ni envidiado ni envidioso.

En San Juan Bautista no hay ni pizca de envidia. Se alegra de las obras de Jesús. Y, aunque siempre es doloroso que le dejen a uno sus propios discípulos, no impide que Juan y Andrés, se vayan con el Cordero de Dios profetizado. Ama de veras. Los amigos verdaderos buscan el bien para sus amigos, y les ayudan a alcanzar el triunfo, y se alegran de que lo consigan. Cuando no se actúa así, es porque no hay caridad que no tiene envidia, dice San Pablo a los Corintios.

Y Jesús no responde con palabras. Responde con sus obras. Decidle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: sordos que oyen, ciegos que ven, cojos que caminan, muertos que resucitan, leprosos que quedan limpios, pobres que son evangelizados.

Las grandes personalidades, conscientes de que su mensaje y su acción son auténticos y seguros, no tienen necesidad de hacer promesas, que después no van a cumplir. Responden con hechos, con obras, con autenticidad.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el honor de nuestra Patria nos dirigimos con confianza y amor.
Suscita en todos nosotros un renovado deseo de santidad:
que en nuestra palabra brille el esplendor de la verdad;
que en nuestras obras resuene el canto de la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten la pureza y la castidad,
que en nuestra vida se haga presente toda la belleza del Evangelio.
Ayúdanos a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor:
que el grito de los pobres nunca nos deje indiferentes,
que el sufrimiento de los enfermos y los necesitados no nos encuentre distraídos,
que la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños nos conmuevan,
que toda vida humana sea siempre amada y venerada por todos nosotros.
Haz que no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal:
que la suave luz de la fe ilumine nuestros días,
que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el calor contagioso del amor anime nuestro corazón,
que los ojos de todos nosotros permanezcan fijos,
allí, en Dios, donde está la verdadera alegría.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
Escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica:
sé Tú en nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,
que esta belleza divina nos salve a nosotros, a nuestra ciudad, a nuestra querida España, al mundo entero. Amén.

II DOMINGO DE ADVIENTO

San Juan Bautista gritó en el desierto la Buena Nueva diciendo que ya estaba entre los hombres.

En soledad o en compañía, en el desierto o en medio de la Puerta del Sol, de manera sencilla o sofisticada, seamos desconocidos o importantes, cada cristiano tiene una misión indiscutible: gritar que el Señor está entre nosotros, que ya ha llegado y que nos urge encontrarnos con Él, porque de ese encuentro depende, nada menos, que un cambio radical en nuestra vida que haría posible un cambio en el mundo, porque el gran reto del cristiano es enderezar lo torcido e igualar lo escabroso.

I DOMINGO DE ADVIENTO

Iniciamos un nuevo Adviento, un nuevo año litúrgico. Y merece la pena empezarlo con buen ánimo. Dada nuestra condición temporal, se nos ofrece la oportunidad de ir marcando el paso del tiempo, con estos días señalados. Unos días que nos permiten llenar de contenido la vida, encontrarle sentido, y darle buen gusto. De lo contrario podríamos caer en la rutina, en la dejadez, en el ir tirando, sin ilusión alguna. Y lo hacemos preparándonos para celebrar la Navidad: la que aconteció hace ya más de dos mil años, la que acontece todos los días, y la que esperamos al término del camino que cada uno de nosotros va recorriendo en este mundo.

SANTA MARÍA LA REAL DE LA ALMUDENA, RUEGA POR NOSOTROS

Invoquemos a la Virgen de la Almudena para que nos libre de tantos errores, para que siembre la verdad, barra las mentiras, desbarate las intrigas, aleje para siempre la lacra de cualquier forma de violencia, eleve el nivel ético y moral de todos los madrileños y españoles, purifique la fe de todos los creyentes; y haga operativa esa fe por la caridad y la práctica de las virtudes cristianas.

¡Santísima Virgen de La Almudena, Madre y Reina de misericordia, enjuga nuestras lágrimas y conviértelas en la gozosa alegría y en la cierta esperanza de que tu amor maternal no nos abandonará nunca!

NO ES DIOS DE MUERTOS SINO DE VIVOS: PORQUE PARA ÉL TODOS ESTÁN VIVOS

Dios nos llama a la salvación a cada uno de nosotros, con todo lo que hemos vivido, con el amor que nos ha construido como personas, con las experiencias intransferibles, que nos han hecho crecer y nos han hecho ser tal como somos; ya que Dios nos conoce a cada uno por nuestro nombre, y nos quiere así con él. Jesús dice en el Evangelio: «El Señor es Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivos». Y podría haber dicho: «El Señor es el Dios de Carmen, de Luis, de Mercedes, de Carlos …”. Es el Dios de cada uno de nosotros y continuará siéndolo cuando dejemos este mundo.

SAN GINÉS DE ARLÉS

San Ginés es nuestro Patrón. Le encomendamos especialmente el apostolado que realizamos en esta Parroquia situada en el centro de Madrid. En la inscripción, en letras cubitales, que recorre la parte alta de la nave del templo parroquial se nos describe quién fue:

  • “En Arles, de la Galia narbonense, Ginés, escribiente de mano más veloz que las palabras, no habiendo querido redactar el Edicto de Valerio para la persecución de la grey cristiana, entregó su alma al Señor lavándola con bautismo de sangre a orillas del Ródano, bajo el pretor Vario. Sepultado junto a San Honorato, obispo, mereció las alabanzas de la Iglesia. A San Ginés de Arles, mártir, honor por los siglos”.

ETERNIDAD

Elevemos la mirada a la eternidad. O mejor, consideremos nuestro propio lugar en la eternidad y si será con el Señor. Y no olvidemos qué fina es la línea entre este mundo y el venidero, entre el tiempo y la eternidad, entre la oportunidad de la conversión y el momento del juicio. Y todos, cada uno en su estado y vocación, cada uno en sus circunstancias particulares debiéramos permitir que la aspiración a la eternidad nos cambie, nos aleje del pecado y nos lleve a Dios.

DIOS QUIERE QUE TODOS SE SALVEN

«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida y Lázaro a su vez males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (San Lucas 16).

Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna, en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, o bien, a través de una purificación -el Purgatorio-, o bien, a través de entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo, o bien, para condenarse, inmediatamente, para siempre.

«Al atardecer de la vida te examinarán en el amor. Aprende a amar a Dios como Dios quiere ser amado y deja tu propia condición» (San Juan de la Cruz).

DEL MUNDO SIN SER MUNDANOS

El mundo no es ateo. Hay ateos en el mundo, pero el mundo es divino. Los ateos son un accidente. Este mundo, en su misma substancia, es de Dios y es nuestro y espera que nosotros le demos cumplimiento, plenitud (Jean Daniélou).

PADRE, HE PECADO CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI…

«Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado»
¡Deberías alegrarte! ¡Qué distinto es Dios de nosotros! Si el corazón tiene razones que la mente no comprende, decía Pascal, ¿no sentimos latir aquí el Corazón de Dios? Es un alivio ver que el Padre no se incomoda con estos dos hijos en quienes estamos todos retratados, sino que razona con el mayor cuando no entiende el sacrificio que el servicio de Dios comporta y perdona al menor sus locuras. Somos gente intensamente querida, amadas con esa verdad con la que sólo el Absoluto puede hacerlo.

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO…

El discípulo de Jesús encuentra en la fórmula del Padrenuestro la oración perfecta, que él tan sólo se «atreverá a decir», como afirmamos respetuosamente antes de recitarlo en la celebración eucarística.

En la primera parte del Padrenuestro pedimos a Dios que manifieste su rostro de Padre sobre el mundo entero.

En la segunda rogamos por nosotros, y pedimos: pan, que es lo que piden los pobres, los necesitados; perdón, pues somos pecadores; y protección, ya que nos sentimos débiles como niños.

Niños, pobres y pecadores, no cabe mejor descripción para aquellos que quieren seguir a Jesucristo y tener por norma su Evangelio.

TIEMPO PARA DESCANSAR

Las vacaciones para el cristiano son días para recuperar las energías y al mismo tiempo encontrar el justo equilibrio interior.

Las vacaciones deben ser sabiamente utilizadas para que, en contacto con la naturaleza y la tranquilidad, permitan cultivar la armonía familiar, buenas lecturas y sanas actividades recreativas que llevan a la oración, la contemplación y a escuchar a Dios (San Juan Pablo II).

SAGRADO CORAZON DE JESÚS, EN VOS CONFÍO

Jesús, Dios y Hombre verdadero, ama al mundo con “corazón de hombre”, un Corazón que sirve de cauce al amor infinito de Dios. Nadie nos ha amado más que Jesús, nadie nos amará más.

Al contemplar, cómo muchos viven de espaldas a Dios, al comprobar que muchas veces tu y yo no somos del todo fieles, que son muchas las flaquezas personales, iremos a su Corazón y allí encontraremos la paz.

Y al ver a ese Jesús tan cercano a nuestras inquietudes, a nuestros problemas, a nuestros ideales, le diremos de corazón: “Gracias, Jesús mío!”, porque has querido hacerte perfecto Hombre, con un Corazón que ama hasta la muerte y sufre; que se llena de gozo y de dolor; que se entusiasma con los caminos de los hombres, y nos muestra el que lleva al Cielo.

CORPUS CHRISTI

Dios está cerca de los que le buscan con sincero corazón. Él sigue a todo hombre que sufre interiormente. Por tanto: continua buscando a Dios, si es que no lo has encontrado. Sólo en Él es posible descubrir la respuesta a todos los interrogantes últimos de la existencia: sólo de Él deriva la inspiración profunda que ha animado la cultura que nos ha forjado. Y si es que lo has encontrado: no sofoques la esperanza que viene de Cristo; no olvides que la vida tiene una proyección abierta a la eternidad y, precisamente por estar destinada a lo eterno, jamás puede destruirse, por nadie y bajo ninguna razón.

UN DIOS UNO Y TRINO

Este es nuestro Dios. Admirable en sí mismo y a la vez cercano a nuestra vida.

Un Dios que es Padre, que entró en nuestra historia y nos hizo hijos suyos.

Un Dios que es Hijo y se hizo hermano nuestro, recorrió nuestro camino y se entregó para nuestra salvación.

Un Dios que es Espíritu y nos anima llenándonos de su verdad y de su amor.

Todo en nuestra vida cristiana está orientado a este Dios Uno y Trino.

VEN ESPÍRITU SANTO…

¿Recuerdas cuáles son los dones del Espíritu Santo?

  • Sabiduría: es darte el gustazo de vivir en cristiano, de haber encontrado la amistad con el Señor, de saborear la realidad de la vida nueva.
  • Consejo: es como esa intuición para saber siempre lo que Dios quiere, es tener criterio cristiano; es como tener un olfato especial para saber qué doctrinas y qué acciones son cristianas y cuáles no lo son.
  • Entendimiento: es como captar la presencia del Amigo en todas partes; es como entenderle siempre, comprenderle, verle en todo y en todos.
  • Fortaleza: el Espíritu está contigo y juntos afrontáis las dificultades; no importa cuáles sean. Aunque se trate de decisiones heroicas, sabes que Él está contigo; como el niño pequeño que se crece cuando ve a su padre junto a sí.
  • Ciencia: es saber qué camino has de seguir para que quede muy patente la providencia de Dios y muy clara la afirmación de la supremacía divina. No importa que tú disminuyas si Él crece. Como el Bautista.
  • Piedad: es sentir que Dios es tu Padre; así con mayúscula; ser consciente de tu dignidad y grandeza y poder relacionarte filialmente en la oración con tu Padre Dios.
  • Temor de Dios: que no es miedo sino veneración, respeto y cariño hacia tu Padre Dios. es estar en vilo por si no eres noble con Dios; es querer ser fiel al amigo, pendiente siempre de tu fidelidad al Padre; como Cristo.

VISIÓN SOBRENATURAL

No podemos olvidar al Espíritu Santo. Jesús nos ha dicho que «el Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho». Y añade, «os lo enseñará todo». Nos enseñará que la paz -y los demás valores evangélicos que queremos comunicar- no la tenemos que buscar «como la da el mundo». Olvidando la Iglesia descrita en el Apocalipsis, -la del cielo que viene de los apóstoles-, perdemos los orígenes y el norte hacia el que vamos, y la reducimos a puro presente. Y el presente, queridos amigos, nunca es demasiado glorioso.

LA MUERTE DE DIOS

El mundo en el que vivimos hoy es un mundo sin Dios. En el árido desierto de una sociedad occidental donde progresa a pasos agigantados la apostasía silenciosa del hombre que cree ser más feliz sin Dios, vengo a invitaros a convertiros aún más claramente en signos visibles de la presencia de Dios en el mundo. La sociedad occidental ha matado a Dios; por eso, pese a las apariencias de prosperidad material, se halla en decadencia y se somete a una lenta eutanasia. Se ha creído que, con la muerte de Dios, se alcanzaría la autonomía y la absoluta libertad del hombre. En realidad, la muerte de Dios ha conducido a la muerte de la libertad y al oscurecimiento de una justa idea del hombre. Dios es la única brújula capaz de orientarnos hacia la felicidad (Card. Robert Sarah).

CATOLICIDAD

La Iglesia, tal como Jesús la ha querido, llevará el evangelio hasta los «confines de la tierra».

Señor, una vez más, agranda nuestros corazones a las dimensiones de tu proyecto universal. Que el evangelio sea proclamado. Concede a todos los cristianos de todos los tiempos no considerarse jamás como unos poseedores privilegiados, sino como responsables. En el día del juicio, Señor, Tú me pedirás cuenta de ese evangelio que he «guardado» sin haberlo «difundido». Cuando la Palabra de Dios es anunciada en «palabras de hombres», esto provoca una gran alegría.

¿QUÉ PUEDE HACER HOY LA IGLESIA?

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: – «Me voy a pescar.» Ellos contestan: – «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús (Evangelio de San Juan)

¿Qué puede hacer la Iglesia, ella sola en la barca, en medio del mundo? Y en medio de un mundo, no lo olvidemos que lucha con todas sus fuerzas, con sus poderosas fuerzas, para que Jesucristo no luzca. ¿Qué puede hacer la Iglesia formada por santos y pecadores, dirán los más pesimistas? Junto al lago de Tiberíades, Pedro comprende que el Señor le pide que le siga hasta el final, con una medida copiosa de amor y de confianza, pasando por encima de miedos y respetos humanos: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

APÓSTOLES HOY

Jesús, cuando nos invita a ser sus apóstoles nos proyecta hacia el futuro con una confianza infinita en la obra que el Espíritu Santo hará en cada uno de nosotros, si luchamos por dejarle hacer en nuestra vida.

SENCILLOS COMO NIÑOS 

Santo Niño del Remedio,
dulce emblema de ternura,
encanto del alma mía, 
mi amor, mi bien, mi ventura.

Remedia todos mis males,
atiende mis peticiones,
consuela todas mis penas
y escucha mis oraciones.

En tanto que, reverente,
Niño Divino y Glorioso,
te digo con alma y vida:
Salúdote Niño hermoso. Amén.

SIGUIENDO SUS PASOS

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

¿DÓNDE ESTÁ DIOS?

Cuando preguntamos por qué Dios permite el mal, y nos resulta insoportable, parece que pensamos que Dios está tan tranquilo, allá en el Cielo, y no le afecta que nosotros suframos. Al hacernos esa pregunta, parece que ese Dios es más frío y menos compasivo que nosotros mismos. Y un Dios así no es aceptable. Pero Dios no está fuera del mundo, sino que está en lo más íntimo de cada uno, pues nuestra existencia consiste en estar siendo pensados y amados por Dios. Somos un proyecto ilusionado de Dios, estamos en la intimidad de ese acto de amor que nos crea. Y por eso, Dios experimenta en primera persona nuestras alegrías y nuestros dolores. Cuando sufrimos, Dios está en nuestro interior, sufriendo con nosotros.

FILIACIÓN DIVINA

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

ENCUENTRO CON JESÚS

«Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más» (Jn 8,11). Cuando Cristo se cruza en la vida de una persona, sacude su conciencia y lee en su corazón, como sucede con la mujer adúltera, a la que no juzga sino exhorta a llevar una nueva vida alejada del pecado. El encuentro con Jesús es como una regeneración: da origen a la nueva criatura, capaz de un verdadero culto, que consiste en adorar al Padre «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23-24).

INCOMPRENSIONES

El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión (John Ruskin).

SACERDOCIO

Cuando en mis manos, Rey Eterno, os miro

y la cándida víctima levanto,

de mi atrevida indignidad me espanto,

y la piedad de vuestro pecho admiro.

Tal vez el alma con temor retiro,

tal vez la doy al amoroso llanto;

que arrepentido de ofenderos tanto,

con ansías temo y con dolor suspiro.

Volved los ojos a mirarme humanos;

que por las sendas de mi error siniestras

me despeñaron pensamientos vanos.

No sean tantas las miserias nuestras

que a quien os tuvo en sus indignas manos

vos le dejéis de las divinas vuestras (Lope de Vega).

DILIGENCIA

Trabajar a conciencia es trabajar con perfección humana por un motivo sobrenatural. No es trabajar humanamente bien y después añadir un motivo sobrenatural. Es algo más profundo. Es el amor a Dios lo que debe llevar a un cristiano a realizar con perfección su tarea, porque no podemos ofrecer al Señor algo que, dentro de las pobres limitaciones humanas, no sea perfecto, sin tacha, efectuado atentamente también en los mínimos detalles.

OBRAS DE MISERICORDIA: ENTERRAR A LOS MUERTOS

De esto ya se encargan las funerarias. Tú envuelve a los difuntos en la oración esperanzada, en el amor y el agradecimiento. El problema está más no en los que se van sino en los que se quedan. La muerte de un ser querido deja casi siempre heridas sangrantes. Es una obra de misericordia estar cerca de los que sufren por estas muertes. Cuando damos el pésame o “acompañamos en el sentimiento”, que no sea una rutina o una palabra vacía. Y al enterrar a nuestros difuntos no debemos olvidar que es nuestro deber mantener sus sepulturas en buen estado, pues contienen los restos mortales que aquellos que fueron Templos del Espíritu Santo.

OBRAS DE MISERICORDIA: SOCORRER A LOS PRESOS

No está en nuestras manos sacar a los presos de la cárcel; pero sí podemos aliviar y orientar a los presos que están en la cárcel. No podemos quitar las esposas de las muñecas; pero sí podemos quitar las cadenas del alma. Hay muchas cárceles y esclavitudes íntimas. Es tarea nuestra, es obra de misericordia, liberar a todos los cautivos: desde el preso al drogadicto, desde el avaricioso al consumista, desde el lujurioso al hedonista, desde el hincha al fanático de lo que sea.

OBRAS DE MISERICORDIA: VISITAR A LOS ENFERMOS

Nuestros hospitales están llenos de enfermos olvidados por sus familiares, o bien, personas que por la lejanía con el centro hospitalario, no reciben visita alguna y todos tenemos familiares en una situación de salud delicada. Es bueno dar dinero para los necesitados, pero bueno es darnos nosotros mismos. Compartamos nuestro tiempo con ellos y llevémosle una palabra de aliento, un rato de compañía a esos cristos en su monte de los olivos.

CRISTIANISMO

Creo en el Cristianismo así como creo que el sol ha salido. No sólo porque lo veo, sino porque gracias a que lo veo puedo ver todo lo demás (C.S. Lewis).

OBRAS DE MISERICORDIA: VESTIR AL DESNUDO

A menudo nos encontramos con hermanos que están vestidos con harapos o bien se encuentran desnudos, viéndose disminuida su dignidad de hijos de Dios. Ayudémosles a recobrarla  brindándoles una vestidura  limpia y respetable, que les permita reencontrar al Señor en la bondad de los demás.

PASIÓN POR EL HOMBRE

El hombre es tan importante para Dios, que es digno de su pasión. Dios ofrece el precio de su fidelidad en el Hijo encarnado, que hace donación de su vida. Dios se toma al hombre en serio (Benedicto XVI).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR POSADA AL NECESITADO

Existen hoy en día muchas personas que esperan nuestra ayuda para poder vivir dignamente, ayuda que debe hacerse presente en toda forma y a todo momento. Todo el que se acerca a ti es un peregrino, que a lo mejor sólo te pide una palabra, una sonrisa o una escucha. Recordemos que esos hermanos desposeídos son Sagrarios del Espíritu Santo que merecen al menos una Tienda de Encuentro con el amor Divino.

GENEROSIDAD

Los que obtienen mas éxito son los que hablan con familiaridad y sencillez popular. Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que ésto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros. El amor es inventivo hasta el infinito (San Vicente de Paul).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR DE BEBER AL SEDIENTO

Dar un vaso de agua es fácil y es hermoso. Saciar otra sed más profunda es difícil. Saciar la sed definitivamente es imposible. Pero alguien puede hacer brotar en las entrañas una fuente de agua viva, gozosa, inagotable. Tú puedes ayudar a hacer posible el milagro del agua.

ESPERANZA CRISTIANA

La virtud de la esperanza –quizás menos conocida que la de la fe y la caridad– nunca debe confundirse con el optimismo humano, que es una actitud más relacionada con el estado de ánimo. Para un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, es su fuerza de liberar y volver a hacer nueva cada vida (Papa Francisco).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

Jesús nos ordena compartir con el necesitado cuando nos dice: “El que tenga dos capas dele una al que no tiene, y el que tenga alimento, comparta con el que no tenga”. Al compartir nuestro alimento, no sólo llenamos el estómago a nuestros hermanos necesitados, sino que mostremos el amor de Dios que no los deja desfallecer.

ALEGRÍA

Para poner remedio a tu tristeza me pides un consejo. Voy a darte una receta que viene de buena mano: del apóstol Santiago.

– «Tristatur aliquis vestrum?» – ¿Estás triste, hijo mío?  – «Oret!» – ¡Haz oración! Prueba a ver (San Josemaría).

CONFIANZA

Tuve un sueño: soñé que andaba a lo largo de una playa en compañía del Señor. En el cielo aparecían una detrás de otra, todas las escenas de mi vida. Miré hacia atrás y vi que en cada escena de mi vida había dos pares de pisadas sobre la arena: unas eran las mías, las otras eran las del Señor. Así continuamos marchando hasta que todos los días de mi vida hubieron desfilado delante de mí.

Miré hacia atrás y me di cuenta de que en algunos sitios sólo había un par de huellas. Y eso correspondía exactamente a los días más difíciles de mi vida, mis días de mayor angustia, de más miedo, de mayor dolor… Me dirigí al Señor y le dije: tú me has dicho que estarías conmigo todos los días de mi vida. No puedo comprender que me hayas dejado solo en los momentos en que más necesitaba de ti, pues he caminado solo como me  muestra el único par de mis pisadas.

Y el Señor respondió: Hijo mío, no sabes lo que tú vales para mí, ¡yo te quiero! ¡No podría abandonarte ni siquiera un minuto! Los días en que no has visto más que un par de pisadas, son los días de prueba y mayores sufrimientos, en que yo te llevaba sobre mis hombros (Ademar de Barros).

OBRAS DE MISERICORDIA: ROGAD A DIOS POR LOS VIVOS Y DIFUNTOS

Rezar no es una rutina. Rezar es amor. No rezas para ablandar el corazón de Dios, sino para agrandar el tuyo. Rezar es llenar tu corazón de nombres. Rezar por los demás te hace bien a tí mismo, porque te ayuda a amar y te compromete para hacer realidad, en la medida de tus fuerzas, aquello que pides. Ruega a Dios por los vivos y difuntos y sentirás cómo crece la comunión de los santos. 

FIDELIDAD DE DIOS

Él ha  nacido en un establo de otro hombre.

Sin cama, sin silla y sin mesa.

Sin nada donde reposar su cabeza.

Sin oro, sin plata, y también sin pecado ni falta.

Mi Dios ha comido en la mesa de otro hombre.

Él ha pescado en la barca de otro hombre.

Él ha  cabalgado sobre la borrica de otro hombre.

Él ha marchado por los caminos de otros hombres.

Él ha llevado el fardo de otros hombres.

Él ha sufrido la vergüenza de otros hombres.

Él ha sido condenado por otros hombres.

Él ha muerto por otros hombres.

Él ha resucitado por nosotros, los hombres (Pastor protestante del siglo XIX).

ENTREGA

El Señor concede siempre más de lo que se le pide: el ladrón sólo pedía que se acordase de él, pero el Señor le dice: «Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso» (San Ambrosio).

OBRAS DE MISERICORDIA: SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DEL PRÓJIMO

¡Qué fácil es ver la paja en el ojo del prójimo y no ver la viga en el nuestro! Cuando somos capaces de disimular los defectos de nuestros hermanos, estamos colaborando en la construcción del Reino del Señor. Tengamos paciencia con los ancianos, los niños, el vecino, el compañero de trabajo, etc., y ellos la tendrán con nosotros, en nuestros defectos.

EL BUEN PASTOR

Pastor, te bendigo
por lo que me das,
tú siempre me das y yo te bendigo.
Te sigo riendo si entre rosas vas,
si vas entre cardos y zarzas te sigo.
Contigo en lo menos,
contigo en lo más y siempre contigo (Amado Nervo).

OBRAS DE MISERICORDIA: CONSOLAR AL TRISTE

Jesús nos ha dicho: “Dichosos los que lloran por que serán consolados”. El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos consuela. Pero además, Dios se vale de nosotros para consolar  a los demás. Son muchas las personas que sufren la tristeza, a veces por cosas bien pequeñas. ¡Resulta tan fácil y tan bonito hacer felices a los demás! Podría bastar una palabra, una sonrisa, una explicación, un desahogo, un gesto de cariño. El que consuela se parece a Dios, que se dedica a enjugar las lágrimas de todos los rostros.

LIBERTAD DEL HOMBRE

Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. Quiso Dios «dejar al hombre en manos de su propia decisión»(Si 15,14), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección (CIC 1730): «El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos» (San Ireneo).

OBRAS DE MISERICORDIA: PERDONAR LAS INJURIAS

Es de lo más difícil. Somos tan propensos a la venganza y el resentimiento. Por eso Jesús nos dío un ejemplo maravilloso y nos cogió la palabra en la oración que puso en nuestros labios. Esta es una de las obras de misericordia más cristiana. Perdona, aunque la ofensa te duela mucho. Perdona setenta veces siete. Perdona, si puedes, hasta olvidar. Perdona y ama.

SAN JOSÉ

No me acuerdo de haberle pedido cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este santo; los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma. Que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer una necesidad, mas este glorioso santo tengo experimentado que socorre en todas y que quiere darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hará cuanto le pida (Santa Teresa de Jesús).

OBRAS DE MISERICORDIA: CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA

También la corrección fraterna es una obra de misericordia, pero cuando se hace desde la humildad y desde el amor. Desde la humildad, reconociendo que también nosotros nos equivocamos. No queramos sacar la paja en el ojo ajeno, sin darnos cuenta de nuestra viga. Desde el amor, no para herir al hermano sino para salvarle. Y hacerlo además cariñosa, delicada y simpáticamente.

CRUZ

El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña (San Agustín).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

Da un consejo, pero sin paternalismo. Da un consejo, pero cuando el otro te lo pida o lo quiera o de verdad lo necesite. Da un consejo, pero siempre que estés tú dispuesto a recibirlo. Un buen consejo, una palabra orientadora, puede ser luz en la noche, puede ahorrar muchos tropiezos y caídas, puede salvar una vida del fracaso y la desesperación. Así, bajo la guía del Señor, tanto nuestras palabras como nuestro actuar, serán un constante aconsejar a los que lo necesiten.

EUCARISTÍA

Nadie estuvo más solo que tus manos

perdidas entre el hierro y la madera;

mas cuando el pan se convirtió en hoguera

nadie estuvo más lleno que tus manos.

Nadie estuvo más muerto que tus manos

cuando, llorando, las besó María;

mas cuando el vino ensangrentado ardía

nadie estuvo más vivo que tus manos.

Nadie estuvo más ciego que mis ojos

cuando creí mi corazón perdido

en un ancho desierto sin hermanos.

Nadie estaba más ciego que mis ojos.

Grité, Señor, porque te has ido.

Y Tú estabas latiendo entre mis manos (José Luis Martín Descalzo).

OBRAS DE MISERICORDIA: ENSEÑAR AL QUE NO SABE

Es importante que cooperemos con nuestros hermanos, pero es más importante enseñarles a realizar por ellos mismos aquello que no saben. Todos necesitamos aprender unos de otros, incluso el profesor del alumno, y el padre del hijo, y el empresario del obrero. Enseña, sí, al que no sabe, pero sin humillarle. Enséñale a saber. Y, no hace falta decirlo, para que sea obra de misericordia se necesita una condición: la gratuidad.

SONRISA

“No se puede anunciar el Evangelio con cara de funeral». La provocación de Papa Francisco no es una broma casual, y la idea de que los cristianos no deben mostrarse tristes no es nueva: «¡Deberían cantarme cantos mejores, para que yo me decida a creer en su Salvador! ¡Sería necesario que sus discípulos tuvieran más aspecto de gente salvada!», decía Nietzsche. Pero, ¿cómo ser capaces de sonreír cuando las preocupaciones, el trabajo, los pequeños contratiempos y los grandes dolores son tan frecuentes en la vida?La primera sonrisa es la fundamental: «Sonríe el que está en los Cielos», dice la Sagrada Escritura. Y aún más: «La alegría del Señor es vuestra fuerza». Es la sonrisa de Dios. La alegría con la cual el Creador contempla a cada una de sus criaturas debe ser el fundamento sólido de la serenidad y de la paz de cada uno de nosotros (Arturo Preciado).

CALUMNIA

No temas a la calumnia que da gritos, porque a gritos se le puede contestar con la verdad, y enmudece en seguida. Pero no lo harán así; lo contarán al oído de las gentes con gestos de comprensión… Estos son siempre los que calumnian: los infecundos, los impotentes, los fracasados, los estrechos de corazón, los mezquinos, los amargados. Estas son las recomendaciones ante las incomprensiones y las calumnias que podemos sufrir:

– No juzgues a los demás;

– no ofendas ni siquiera con la duda;

– ahoga el mal con abundancia de bien;

– siembra lealtad, justicia y paz;

– pasa por alto las interpretaciones torcidas;

– habla cuando pienses en conciencia que debes hablar;

– perdona siempre, pronto, y todo con la sonrisa en los labios;

– y deja todo en manos de nuestro Padre Dios (Jesús Urteaga).

AUDACIA

Pararse en las pequeñeces del puesto, de la cortesía y del cumplimiento no es de almas grandes que tienen otras cosas en qué pensar, sino de gente desocupada. El que puede tener perlas no se carga de conchas, y el que busca la virtud no se afana por distinciones (San Francisco de Sales).

RECTIFICAR LA INTENCIÓN

El que desea saber si habita en él Dios, examine sinceramente el fondo de su corazón e indague con empeño con qué humildad resiste al orgullo, con qué benevolencia combate la envidia, en qué medida vence los halagos y se alegra con el bien ajeno. Examine si no desea volver mal por mal y si prefiere perdonar las injurias antes que perder la imagen y semejanza de su Creador (San León Magno).

VERACIDAD

La veracidad es ante todo reconocer que las cosas son como son. Reconocer; no solo conocer. Puede ser fácil el conocimiento y a la vez enojoso el reconocimiento; no siempre se ve de inmediato que reconocer la verdad allí donde se halle, es mejor que negarla. A veces nos hiere profundamente y no sabemos comprenderla en su perspectiva adecuada. Si la verdad a veces duele, no es por ser verdad, sino porque la realidad a la que se refiere es más o menos dura. La «dureza» es una parte de la realidad en la que nos hallamos inmersos, y tiene una función positiva que es preciso comprender para activar su potencia enriquecedora en la vida personal (Jorge Balvey).

TENTACIÓN

El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en Él. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos (Pastor de Hermas).

GUERRA

La guerra no siempre es inevitable. Siempre es una derrota para la humanidad. El derecho internacional, el diálogo honesto, la solidaridad entre los Estados, el noble ejercicio de la diplomacia: estos son métodos dignos de individuos y naciones para resolver sus diferencias. Digo esto al pensar en aquellos que todavía confían en las armas nucleares y en los conflictos demasiado numerosos que continúan manteniendo como rehenes a nuestros hermanos y hermanas en la humanidad (San Juan Pablo II).

EUCARISTÍA


Cantaban las mujeres por el muro clavado
cuando te vi, Dios fuerte, vivo en el Sacramento,
palpitante y desnudo, como un niño que corre
perseguido por siete novillos capitales.

Vivo estabas, Dios mío, dentro del ostensorio.
Punzado por tu Padre con aguja de lumbre.
Latiendo como el pobre corazón de la rana
que los médicos ponen en el frasco de vidrio.

Piedra de soledad donde la hierba gime
y donde el agua oscura pierde sus tres acentos,
elevan tu columna de nardo bajo nieve
sobre el mundo de ruedas y falos que circula.

Yo miraba tu forma deliciosa flotando
en la llaga de aceites y paño de agonía,
y entornaba mis ojos para dar en el dulce
tiro al blanco de insomnio sin un pájaro negro.

Es así, Dios anclado, como quiero tenerte.
Panderito de harina para el recién nacido.
Brisa y materia juntas en expresión exacta,
por amor de la carne que no sabe tu nombre.

Es así, forma breve de rumor inefable,
Dios en mantillas, Cristo diminuto y eterno,
repetido mil veces, muerto, crucificado
por la impura palabra del hombre sudoroso.

Cantaban las mujeres en la arena sin norte,
cuando te vi presente sobre tu Sacramento.
Quinientos serafines de resplandor y tinta
en la cúpula neutra gustaban tu racimo.

¡Oh Forma sacratísima, vértice de las flores,
donde todos los ángulos toman sus luces fijas,
donde número y boca construyen un presente
cuerpo de luz humana con músculos de harina!

¡Oh Forma limitada para expresar concreta
muchedumbre de luces y clamor escuchado!
¡Oh nieve circundada por témpanos de música!
¡Oh llama crepitante sobre todas las venas!

(Federico García Lorca)

FLAQUEZAS

Sufre con paciencia los defectos y la fragilidad de los otros, teniendo siempre ante los ojos tu propia miseria, por la que has de ser tú también comparecido de los demás (J. Pecci).

HUMILDAD

Nada tengas por más excelente, nada por más amable que la humildad. Ella es la que principalmente conserva las virtudes, una especie de guardiana de todas ellas. Nada hay que nos haga más gratos a los hombres y a Dios como ser grandes por el merecimiento de nuestra vida y hacernos pequeños por la humildad (San Jerónimo).

VISIÓN SOBRENATURAL

No podemos olvidar al Espíritu Santo. Jesús nos ha dicho que «el Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho». Y añade, «os lo enseñará todo». Nos enseñará que la paz -y los demás valores evangélicos que queremos comunicar- no la tenemos que buscar «como la da el mundo». Olvidando la Iglesia descrita en el Apocalipsis, -la del cielo que viene de los apóstoles-, perdemos los orígenes y el norte hacia el que vamos, y la reducimos a puro presente. Y el presente, queridos amigos, nunca es demasiado glorioso.

LA MUERTE DE DIOS

El mundo en el que vivimos hoy es un mundo sin Dios. En el árido desierto de una sociedad occidental donde progresa a pasos agigantados la apostasía silenciosa del hombre que cree ser más feliz sin Dios, vengo a invitaros a convertiros aún más claramente en signos visibles de la presencia de Dios en el mundo. La sociedad occidental ha matado a Dios; por eso, pese a las apariencias de prosperidad material, se halla en decadencia y se somete a una lenta eutanasia. Se ha creído que, con la muerte de Dios, se alcanzaría la autonomía y la absoluta libertad del hombre. En realidad, la muerte de Dios ha conducido a la muerte de la libertad y al oscurecimiento de una justa idea del hombre. Dios es la única brújula capaz de orientarnos hacia la felicidad (Card. Robert Sarah).

CATOLICIDAD

La Iglesia, tal como Jesús la ha querido, llevará el evangelio hasta los «confines de la tierra».

Señor, una vez más, agranda nuestros corazones a las dimensiones de tu proyecto universal. Que el evangelio sea proclamado. Concede a todos los cristianos de todos los tiempos no considerarse jamás como unos poseedores privilegiados, sino como responsables. En el día del juicio, Señor, Tú me pedirás cuenta de ese evangelio que he «guardado» sin haberlo «difundido». Cuando la Palabra de Dios es anunciada en «palabras de hombres», esto provoca una gran alegría.

¿QUÉ PUEDE HACER HOY LA IGLESIA?

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: – «Me voy a pescar.» Ellos contestan: – «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús (Evangelio de San Juan)

¿Qué puede hacer la Iglesia, ella sola en la barca, en medio del mundo? Y en medio de un mundo, no lo olvidemos que lucha con todas sus fuerzas, con sus poderosas fuerzas, para que Jesucristo no luzca. ¿Qué puede hacer la Iglesia formada por santos y pecadores, dirán los más pesimistas? Junto al lago de Tiberíades, Pedro comprende que el Señor le pide que le siga hasta el final, con una medida copiosa de amor y de confianza, pasando por encima de miedos y respetos humanos: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

APÓSTOLES HOY

Jesús, cuando nos invita a ser sus apóstoles nos proyecta hacia el futuro con una confianza infinita en la obra que el Espíritu Santo hará en cada uno de nosotros, si luchamos por dejarle hacer en nuestra vida.

VIDA NUEVA

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén.

AMISTAD

Esta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible (Beato Elredo).

¡RESUCITÓ, ALELUYA, ALELUYA!

Noche en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino (Pregón pascual).

No es grande cosa creer que Cristo muriese; porque esto también lo creen los paganos y judíos y todos los inicuos: todos creen que murió. La fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es lo que tenemos por cosa grande: el creer que resucitó (San Agustín).

POR LA CRUZ A LA LUZ

Se apoderaron de Jesús, y, llevando a cuestas su cruz, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota; en donde lo crucificaron (Jn 19,16b-18a).

El Señor fue flagelado y nadie le ayudó; fue afeado con salivas, y nadie le amparó; fue coronado de espinas, y nadie le protegió; fue crucificado, y nadie le desclavó; clama diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, y nadie le socorre (San Agustín).

ÉL SE HA QUEDADO CON NOSOTROS

Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica (Prefacio I de la Eucaristía).

No existe verdaderamente nada más útil para nuestra salvación que este sacramento en que se purifican los pecados, aumentan las virtudes y se encuentra la abundancia de todos los carismas espirituales. Se ofrece en la Iglesia en provecho de todos, vivos y muertos, porque fue instituido para la salvación de todos los hombres (Santo Tomás).

SENCILLOS COMO NIÑOS

Santo Niño del Remedio,
dulce emblema de ternura,
encanto del alma mía,
mi amor, mi bien, mi ventura.

Remedia todos mis males,
atiende mis peticiones,
consuela todas mis penas
y escucha mis oraciones.

En tanto que, reverente,
Niño Divino y Glorioso,
te digo con alma y vida:
Salúdote Niño hermoso. Amén.

SIGUIENDO SUS PASOS

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!

Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido (Js 50,7).

Las hojas de palma son símbolo de homenaje, porque significan victoria. El Señor estaba a punto de vencer, muriendo en la Cruz. Cristo es nuestra paz porque ha vencido; y ha vencido porque ha luchado, en el duro combate contra la acumulada maldad de los corazones humanos. Si queremos la paz, hemos de seguir sus pasos (San Agustín).

¿DÓNDE ESTÁ DIOS?

Cuando preguntamos por qué Dios permite el mal, y nos resulta insoportable, parece que pensamos que Dios está tan tranquilo, allá en el Cielo, y no le afecta que nosotros suframos. Al hacernos esa pregunta, parece que ese Dios es más frío y menos compasivo que nosotros mismos. Y un Dios así no es aceptable. Pero Dios no está fuera del mundo, sino que está en lo más íntimo de cada uno, pues nuestra existencia consiste en estar siendo pensados y amados por Dios. Somos un proyecto ilusionado de Dios, estamos en la intimidad de ese acto de amor que nos crea. Y por eso, Dios experimenta en primera persona nuestras alegrías y nuestros dolores. Cuando sufrimos, Dios está en nuestro interior, sufriendo con nosotros.

FILIACIÓN DIVINA

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

ENCUENTRO CON JESÚS

«Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más» (Jn 8,11). Cuando Cristo se cruza en la vida de una persona, sacude su conciencia y lee en su corazón, como sucede con la mujer adúltera, a la que no juzga sino exhorta a llevar una nueva vida alejada del pecado. El encuentro con Jesús es como una regeneración: da origen a la nueva criatura, capaz de un verdadero culto, que consiste en adorar al Padre «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23-24).

INCOMPRENSIONES

El que tiene la verdad en el corazón no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión (John Ruskin).

SACERDOCIO

Cuando en mis manos, Rey Eterno, os miro

y la cándida víctima levanto,

de mi atrevida indignidad me espanto,

y la piedad de vuestro pecho admiro.

Tal vez el alma con temor retiro,

tal vez la doy al amoroso llanto;

que arrepentido de ofenderos tanto,

con ansías temo y con dolor suspiro.

Volved los ojos a mirarme humanos;

que por las sendas de mi error siniestras

me despeñaron pensamientos vanos.

No sean tantas las miserias nuestras

que a quien os tuvo en sus indignas manos

vos le dejéis de las divinas vuestras (Lope de Vega).

DILIGENCIA

Trabajar a conciencia es trabajar con perfección humana por un motivo sobrenatural. No es trabajar humanamente bien y después añadir un motivo sobrenatural. Es algo más profundo. Es el amor a Dios lo que debe llevar a un cristiano a realizar con perfección su tarea, porque no podemos ofrecer al Señor algo que, dentro de las pobres limitaciones humanas, no sea perfecto, sin tacha, efectuado atentamente también en los mínimos detalles.

ETERNIDAD

Elevemos la mirada a la eternidad. O mejor, consideremos nuestro propio lugar en la eternidad y si será con el Señor. Y no olvidemos qué fina es la línea entre este mundo y el venidero, entre el tiempo y la eternidad, entre la oportunidad de la conversión y el momento del juicio. Y todos, cada uno en su estado y vocación, cada uno en sus circunstancias particulares debiéramos permitir que la aspiración a la eternidad nos cambie, nos aleje del pecado y nos lleve a Dios.

OBRAS DE MISERICORDIA: ENTERRAR A LOS MUERTOS

De esto ya se encargan las funerarias. Tú envuelve a los difuntos en la oración esperanzada, en el amor y el agradecimiento. El problema está más no en los que se van sino en los que se quedan. La muerte de un ser querido deja casi siempre heridas sangrantes. Es una obra de misericordia estar cerca de los que sufren por estas muertes. Cuando damos el pésame o “acompañamos en el sentimiento”, que no sea una rutina o una palabra vacía. Y al enterrar a nuestros difuntos no debemos olvidar que es nuestro deber mantener sus sepulturas en buen estado, pues contienen los restos mortales que aquellos que fueron Templos del Espíritu Santo.

 

OBRAS DE MISERICORDIA: SOCORRER A LOS PRESOS

No está en nuestras manos sacar a los presos de la cárcel; pero sí podemos aliviar y orientar a los presos que están en la cárcel. No podemos quitar las esposas de las muñecas; pero sí podemos quitar las cadenas del alma. Hay muchas cárceles y esclavitudes íntimas. Es tarea nuestra, es obra de misericordia, liberar a todos los cautivos: desde el preso al drogadicto, desde el avaricioso al consumista, desde el lujurioso al hedonista, desde el hincha al fanático de lo que sea.

OBRAS DE MISERICORDIA: VISITAR A LOS ENFERMOS

Nuestros hospitales están llenos de enfermos olvidados por sus familiares, o bien, personas que por la lejanía con el centro hospitalario, no reciben visita alguna y todos tenemos familiares en una situación de salud delicada. Es bueno dar dinero para los necesitados, pero bueno es darnos nosotros mismos. Compartamos nuestro tiempo con ellos y llevémosle una palabra de aliento, un rato de compañía a esos cristos en su monte de los olivos.

CRISTIANISMO

Creo en el Cristianismo así como creo que el sol ha salido. No sólo porque lo veo, sino porque gracias a que lo veo puedo ver todo lo demás (C.S. Lewis).

OBRAS DE MISERICORDIA: VESTIR AL DESNUDO

A menudo nos encontramos con hermanos que están vestidos con harapos o bien se encuentran desnudos, viéndose disminuida su dignidad de hijos de Dios. Ayudémosles a recobrarla  brindándoles una vestidura  limpia y respetable, que les permita reencontrar al Señor en la bondad de los demás.

PASIÓN POR EL HOMBRE

El hombre es tan importante para Dios, que es digno de su pasión. Dios ofrece el precio de su fidelidad en el Hijo encarnado, que hace donación de su vida. Dios se toma al hombre en serio (Benedicto XVI).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR POSADA AL NECESITADO

Existen hoy en día muchas personas que esperan nuestra ayuda para poder vivir dignamente, ayuda que debe hacerse presente en toda forma y a todo momento. Todo el que se acerca a ti es un peregrino, que a lo mejor sólo te pide una palabra, una sonrisa o una escucha. Recordemos que esos hermanos desposeídos son Sagrarios del Espíritu Santo que merecen al menos una Tienda de Encuentro con el amor Divino.

GENEROSIDAD

Los que obtienen mas éxito son los que hablan con familiaridad y sencillez popular. Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que ésto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros. El amor es inventivo hasta el infinito (San Vicente de Paul).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR DE BEBER AL SEDIENTO

Dar un vaso de agua es fácil y es hermoso. Saciar otra sed más profunda es difícil. Saciar la sed definitivamente es imposible. Pero alguien puede hacer brotar en las entrañas una fuente de agua viva, gozosa, inagotable. Tú puedes ayudar a hacer posible el milagro del agua.

ESPERANZA CRISTIANA

La virtud de la esperanza –quizás menos conocida que la de la fe y la caridad– nunca debe confundirse con el optimismo humano, que es una actitud más relacionada con el estado de ánimo. Para un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, es su fuerza de liberar y volver a hacer nueva cada vida (Papa Francisco).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR DE COMER AL HAMBRIENTO

Jesús nos ordena compartir con el necesitado cuando nos dice: “El que tenga dos capas dele una al que no tiene, y el que tenga alimento, comparta con el que no tenga”. Al compartir nuestro alimento, no sólo llenamos el estómago a nuestros hermanos necesitados, sino que mostremos el amor de Dios que no los deja desfallecer.

ALEGRÍA

Para poner remedio a tu tristeza me pides un consejo. Voy a darte una receta que viene de buena mano: del apóstol Santiago.

– «Tristatur aliquis vestrum?» – ¿Estás triste, hijo mío?  – «Oret!» – ¡Haz oración! Prueba a ver (San Josemaría).

CONFIANZA

Tuve un sueño: soñé que andaba a lo largo de una playa en compañía del Señor. En el cielo aparecían una detrás de otra, todas las escenas de mi vida. Miré hacia atrás y vi que en cada escena de mi vida había dos pares de pisadas sobre la arena: unas eran las mías, las otras eran las del Señor. Así continuamos marchando hasta que todos los días de mi vida hubieron desfilado delante de mí.

Miré hacia atrás y me di cuenta de que en algunos sitios sólo había un par de huellas. Y eso correspondía exactamente a los días más difíciles de mi vida, mis días de mayor angustia, de más miedo, de mayor dolor… Me dirigí al Señor y le dije: tú me has dicho que estarías conmigo todos los días de mi vida. No puedo comprender que me hayas dejado solo en los momentos en que más necesitaba de ti, pues he caminado solo como me  muestra el único par de mis pisadas.

Y el Señor respondió: Hijo mío, no sabes lo que tú vales para mí, ¡yo te quiero! ¡No podría abandonarte ni siquiera un minuto! Los días en que no has visto más que un par de pisadas, son los días de prueba y mayores sufrimientos, en que yo te llevaba sobre mis hombros (Ademar de Barros).

OBRAS DE MISERICORDIA: ROGAD A DIOS POR LOS VIVOS Y DIFUNTOS

Rezar no es una rutina. Rezar es amor. No rezas para ablandar el corazón de Dios, sino para agrandar el tuyo. Rezar es llenar tu corazón de nombres. Rezar por los demás te hace bien a tí mismo, porque te ayuda a amar y te compromete para hacer realidad, en la medida de tus fuerzas, aquello que pides. Ruega a Dios por los vivos y difuntos y sentirás cómo crece la comunión de los santos. 

FIDELIDAD DE DIOS

Él ha  nacido en un establo de otro hombre.

Sin cama, sin silla y sin mesa.

Sin nada donde reposar su cabeza.

Sin oro, sin plata, y también sin pecado ni falta.

Mi Dios ha comido en la mesa de otro hombre.

Él ha pescado en la barca de otro hombre.

Él ha  cabalgado sobre la borrica de otro hombre.

Él ha marchado por los caminos de otros hombres.

Él ha llevado el fardo de otros hombres.

Él ha sufrido la vergüenza de otros hombres.

Él ha sido condenado por otros hombres.

Él ha muerto por otros hombres.

Él ha resucitado por nosotros, los hombres (Pastor protestante del siglo XIX).

ENTREGA

El Señor concede siempre más de lo que se le pide: el ladrón sólo pedía que se acordase de él, pero el Señor le dice: «Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso» (San Ambrosio).

OBRAS DE MISERICORDIA: SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DEL PRÓJIMO

¡Qué fácil es ver la paja en el ojo del prójimo y no ver la viga en el nuestro! Cuando somos capaces de disimular los defectos de nuestros hermanos, estamos colaborando en la construcción del Reino del Señor. Tengamos paciencia con los ancianos, los niños, el vecino, el compañero de trabajo, etc., y ellos la tendrán con nosotros, en nuestros defectos.

EL BUEN PASTOR

Pastor, te bendigo
por lo que me das,
tú siempre me das y yo te bendigo.
Te sigo riendo si entre rosas vas,
si vas entre cardos y zarzas te sigo.
Contigo en lo menos,
contigo en lo más y siempre contigo (Amado Nervo).

OBRAS DE MISERICORDIA: CONSOLAR AL TRISTE

Jesús nos ha dicho: “Dichosos los que lloran por que serán consolados”. El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos consuela. Pero además, Dios se vale de nosotros para consolar  a los demás. Son muchas las personas que sufren la tristeza, a veces por cosas bien pequeñas. ¡Resulta tan fácil y tan bonito hacer felices a los demás! Podría bastar una palabra, una sonrisa, una explicación, un desahogo, un gesto de cariño. El que consuela se parece a Dios, que se dedica a enjugar las lágrimas de todos los rostros.

LIBERTAD DEL HOMBRE

Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. Quiso Dios «dejar al hombre en manos de su propia decisión»(Si 15,14), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección (CIC 1730): «El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos» (San Ireneo).

OBRAS DE MISERICORDIA: PERDONAR LAS INJURIAS

Es de lo más difícil. Somos tan propensos a la venganza y el resentimiento. Por eso Jesús nos dío un ejemplo maravilloso y nos cogió la palabra en la oración que puso en nuestros labios. Esta es una de las obras de misericordia más cristiana. Perdona, aunque la ofensa te duela mucho. Perdona setenta veces siete. Perdona, si puedes, hasta olvidar. Perdona y ama.

SAN JOSÉ

No me acuerdo de haberle pedido cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este santo; los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma. Que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer una necesidad, mas este glorioso santo tengo experimentado que socorre en todas y que quiere darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hará cuanto le pida (Santa Teresa de Jesús).

OBRAS DE MISERICORDIA: CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA

También la corrección fraterna es una obra de misericordia, pero cuando se hace desde la humildad y desde el amor. Desde la humildad, reconociendo que también nosotros nos equivocamos. No queramos sacar la paja en el ojo ajeno, sin darnos cuenta de nuestra viga. Desde el amor, no para herir al hermano sino para salvarle. Y hacerlo además cariñosa, delicada y simpáticamente.

CRUZ

El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña (San Agustín).

OBRAS DE MISERICORDIA: DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA

Da un consejo, pero sin paternalismo. Da un consejo, pero cuando el otro te lo pida o lo quiera o de verdad lo necesite. Da un consejo, pero siempre que estés tú dispuesto a recibirlo. Un buen consejo, una palabra orientadora, puede ser luz en la noche, puede ahorrar muchos tropiezos y caídas, puede salvar una vida del fracaso y la desesperación. Así, bajo la guía del Señor, tanto nuestras palabras como nuestro actuar, serán un constante aconsejar a los que lo necesiten.

EUCARISTÍA

Nadie estuvo más solo que tus manos

perdidas entre el hierro y la madera;

mas cuando el pan se convirtió en hoguera

nadie estuvo más lleno que tus manos.

Nadie estuvo más muerto que tus manos

cuando, llorando, las besó María;

mas cuando el vino ensangrentado ardía

nadie estuvo más vivo que tus manos.

Nadie estuvo más ciego que mis ojos

cuando creí mi corazón perdido

en un ancho desierto sin hermanos.

Nadie estaba más ciego que mis ojos.

Grité, Señor, porque te has ido.

Y Tú estabas latiendo entre mis manos (José Luis Martín Descalzo).

OBRAS DE MISERICORDIA: ENSEÑAR AL QUE NO SABE

Es importante que cooperemos con nuestros hermanos, pero es más importante enseñarles a realizar por ellos mismos aquello que no saben. Todos necesitamos aprender unos de otros, incluso el profesor del alumno, y el padre del hijo, y el empresario del obrero. Enseña, sí, al que no sabe, pero sin humillarle. Enséñale a saber. Y, no hace falta decirlo, para que sea obra de misericordia se necesita una condición: la gratuidad.

SONRISA

“No se puede anunciar el Evangelio con cara de funeral». La provocación de Papa Francisco no es una broma casual, y la idea de que los cristianos no deben mostrarse tristes no es nueva: «¡Deberían cantarme cantos mejores, para que yo me decida a creer en su Salvador! ¡Sería necesario que sus discípulos tuvieran más aspecto de gente salvada!», decía Nietzsche. Pero, ¿cómo ser capaces de sonreír cuando las preocupaciones, el trabajo, los pequeños contratiempos y los grandes dolores son tan frecuentes en la vida?La primera sonrisa es la fundamental: «Sonríe el que está en los Cielos», dice la Sagrada Escritura. Y aún más: «La alegría del Señor es vuestra fuerza». Es la sonrisa de Dios. La alegría con la cual el Creador contempla a cada una de sus criaturas debe ser el fundamento sólido de la serenidad y de la paz de cada uno de nosotros (Arturo Preciado).

CALUMNIA

No temas a la calumnia que da gritos, porque a gritos se le puede contestar con la verdad, y enmudece en seguida. Pero no lo harán así; lo contarán al oído de las gentes con gestos de comprensión… Estos son siempre los que calumnian: los infecundos, los impotentes, los fracasados, los estrechos de corazón, los mezquinos, los amargados. Estas son las recomendaciones ante las incomprensiones y las calumnias que podemos sufrir:

– No juzgues a los demás;

– no ofendas ni siquiera con la duda;

– ahoga el mal con abundancia de bien;

– siembra lealtad, justicia y paz;

– pasa por alto las interpretaciones torcidas;

– habla cuando pienses en conciencia que debes hablar;

– perdona siempre, pronto, y todo con la sonrisa en los labios;

– y deja todo en manos de nuestro Padre Dios (Jesús Urteaga).

AUDACIA

Pararse en las pequeñeces del puesto, de la cortesía y del cumplimiento no es de almas grandes que tienen otras cosas en qué pensar, sino de gente desocupada. El que puede tener perlas no se carga de conchas, y el que busca la virtud no se afana por distinciones (San Francisco de Sales).

RECTIFICAR LA INTENCIÓN

El que desea saber si habita en él Dios, examine sinceramente el fondo de su corazón e indague con empeño con qué humildad resiste al orgullo, con qué benevolencia combate la envidia, en qué medida vence los halagos y se alegra con el bien ajeno. Examine si no desea volver mal por mal y si prefiere perdonar las injurias antes que perder la imagen y semejanza de su Creador (San León Magno).

VERACIDAD

La veracidad es ante todo reconocer que las cosas son como son. Reconocer; no solo conocer. Puede ser fácil el conocimiento y a la vez enojoso el reconocimiento; no siempre se ve de inmediato que reconocer la verdad allí donde se halle, es mejor que negarla. A veces nos hiere profundamente y no sabemos comprenderla en su perspectiva adecuada. Si la verdad a veces duele, no es por ser verdad, sino porque la realidad a la que se refiere es más o menos dura. La «dureza» es una parte de la realidad en la que nos hallamos inmersos, y tiene una función positiva que es preciso comprender para activar su potencia enriquecedora en la vida personal (Jorge Balvey).

TENTACIÓN

El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en Él. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos (Pastor de Hermas).

GUERRA

La guerra no siempre es inevitable. Siempre es una derrota para la humanidad. El derecho internacional, el diálogo honesto, la solidaridad entre los Estados, el noble ejercicio de la diplomacia: estos son métodos dignos de individuos y naciones para resolver sus diferencias. Digo esto al pensar en aquellos que todavía confían en las armas nucleares y en los conflictos demasiado numerosos que continúan manteniendo como rehenes a nuestros hermanos y hermanas en la humanidad (San Juan Pablo II).

EUCARISTÍA


Cantaban las mujeres por el muro clavado
cuando te vi, Dios fuerte, vivo en el Sacramento,
palpitante y desnudo, como un niño que corre
perseguido por siete novillos capitales.

Vivo estabas, Dios mío, dentro del ostensorio.
Punzado por tu Padre con aguja de lumbre.
Latiendo como el pobre corazón de la rana
que los médicos ponen en el frasco de vidrio.

Piedra de soledad donde la hierba gime
y donde el agua oscura pierde sus tres acentos,
elevan tu columna de nardo bajo nieve
sobre el mundo de ruedas y falos que circula.

Yo miraba tu forma deliciosa flotando
en la llaga de aceites y paño de agonía,
y entornaba mis ojos para dar en el dulce
tiro al blanco de insomnio sin un pájaro negro.

Es así, Dios anclado, como quiero tenerte.
Panderito de harina para el recién nacido.
Brisa y materia juntas en expresión exacta,
por amor de la carne que no sabe tu nombre.

Es así, forma breve de rumor inefable,
Dios en mantillas, Cristo diminuto y eterno,
repetido mil veces, muerto, crucificado
por la impura palabra del hombre sudoroso.

Cantaban las mujeres en la arena sin norte,
cuando te vi presente sobre tu Sacramento.
Quinientos serafines de resplandor y tinta
en la cúpula neutra gustaban tu racimo.

¡Oh Forma sacratísima, vértice de las flores,
donde todos los ángulos toman sus luces fijas,
donde número y boca construyen un presente
cuerpo de luz humana con músculos de harina!

¡Oh Forma limitada para expresar concreta
muchedumbre de luces y clamor escuchado!
¡Oh nieve circundada por témpanos de música!
¡Oh llama crepitante sobre todas las venas!

(Federico García Lorca)

FLAQUEZAS

Sufre con paciencia los defectos y la fragilidad de los otros, teniendo siempre ante los ojos tu propia miseria, por la que has de ser tú también comparecido de los demás (J. Pecci).

HUMILDAD

Nada tengas por más excelente, nada por más amable que la humildad. Ella es la que principalmente conserva las virtudes, una especie de guardiana de todas ellas. Nada hay que nos haga más gratos a los hombres y a Dios como ser grandes por el merecimiento de nuestra vida y hacernos pequeños por la humildad (San Jerónimo).

IGLESIA

La Iglesia es un signo visible de la acción del Espíritu de Dios en el mundo. Ella tiene una antigüedad de dos mil años. Frente a ella, todas las instituciones sociales del Occidente, sus estados y confederaciones de pueblos, son de ayer.

Los estados, en los que se estableció la Iglesia y por los que aparentemente estaba sostenida, han caído; las culturas, con las que parecía fusionada, se han deshecho; sobrevinieron extraordinarias tempestades y conmociones en las naciones en que la Iglesia estaba implantada, y sólo ella permaneció inmutable en el cambio de los tiempos.

Sobrevivió a la ruina del Imperio romano con todas sus crisis; no fue barrida por las invasiones de los pueblos bárbaros; no pudo ser vencida por la debilidad interna del papado, ni por la fuerza externa del emperador y el nacionalismo francés, ni por los pecados y deficiencias humanas del Humanismo y la Reforma, ni por las extraordinarias revoluciones de la Ilustración, la Revolución francesa, el capitalismo, el socialismo y la técnica moderna.

En todas las crisis y tempestades se ha afirmado victoriosa y, en tal grado, que su esencia íntima, sus dogmas, su culto y su derecho permanecieron inmutables (Albert Lang).

AMOR CONYUGAL

El matrimonio no sólo es convivir sino, fundamentalmente, vivir para el otro (Juan Pérez-Soba).

CONTRICIÓN

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Este es el sacrificio que has de ofrecer. No busques en el rebaño, no prepares navíos para navegar hasta las más lejanas tierras a buscar perfumes. Busca en tu corazón la ofrenda grata a Dios. El corazón es lo que hay que quebrantar (San Agustín).

PAZ

Puede haber entendimiento entre personas que tienen distinto criterio sobre algo, pero jamás podrá existir verdadera armonía donde impera la discrepancia de voluntades (Casiano).

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